miércoles, 9 de abril de 2014

El padecimiento de determinados trastornos puede alterar sustancialmente la personalidad del afectado. En una de las que se encuentran afectadas en este aspecto es la enfermedad de Alzheimer. Muchos familiares afirman que en ellos se produce un drástico cambio llegando a ser éstos marcadamente desconfiados o suspicaces, temerosos, deprimidos y dependientes.
 
Los primeros síntomas son perceptibles por el núcleo familiar más cercano, dichos cambios son en primera instancia disimulados o encubiertos por el enfermo que se muestra apático, indiferente, obstinado, irritable, egocéntrico y distanciado de los encuentros sociales. Los familiares informan de cambios bruscos y esporádicos de personalidad que en ocasiones tienen lugar o incluso de otras reacciones contrarias, siendo pasivos, dóciles y cooperativos. Estas conductas acontecen debido a que el propio enfermo percibe sus déficits o su paulatino declinar cognitivo.
 
 
Los cambios de personalidad y los problemas cognitivos (alteración
en la orientación y la memoria) suponen síntomas indicadores de
alteración predemencial.
 
 
La personalidad es un conjunto de cualidades y características de una persona que puede modificarse en casos de lesiones cerebrales. Han sido identificados habitualmente en el curso de la enfermedad de Alzheimer con cifras en torno a un 70% en fases iniciales de la enfermedad. En términos generales, los cambios de personalidad en Alzheimer son síntomas manifestados gradualmente con cambios de humor, desconfianza, terquedad y alejamiento de relaciones sociales. La depresión es un síntoma característico que fluctúa junto a los demás siendo un añadido a los señalados.

 
Los marcados cambios de personalidad, actitud y comportamiento del
enfermo provocan la frustración, el miedo y la incomprensión de su
cuidador principal.
 
 
Estudios científicos han hallado una relación en el cambio en los neurotransmisores y estos cambios de personalidad, siguiendo las conclusiones de Fernández y colaboradores (2008) en concreto, van asociados a una pérdida de eficacia de la neurotransmisión en varias sinapsis y centros cerebrales.
 
La apatía es el trastorno de conducta más común (90%), la pérdida de iniciativa, la indiferencia, la pasividad (fluctuaciones emocionales, 42%), irritabilidad, desinhibición, ansiedad, agresividad, suspicacia e impulsividad también han sido reportadas.
 
 
 
La afectación de los sistemas de neurotransmisión cerebral repercuten en
los patrones de personalidad del enfermo de Alzheimer.
 
 
La detección de estas incipientes características anormales de personalidad pueden ser un indicio de sospecha interesante para ayudar a un diagnóstico precoz de la enfermedad de Alzheimer. Autores como Wellenford (1995) o Archer (2006) han puesto de manifiesto la importancia de la personalidad premórbida (la anterior, la original) para predecir las características de dichos cambios conductuales y psicológicos. Para la familia o conocidos del enfermo, el cambio de personalidad puede convertirse en un problema diario ya que el cuidador puede sentirse temeroso, resignado o desconcertado ante estos episodios de conducta.
 
Fuente de las imágenes: Docteurclic , Dailymail.co.uk , AP/AARP /Ad Council.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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