Con la llegada del frío invierno, las noches son más largas y el día más corto, la oscuridad y la disminución de la luz solar a comienzos de la tarde marca una de las estaciones críticas en el cuidado del enfermo de Alzheimer.
De esta forma la brusca caída de las temperaturas, el frío y la nieve o la lluvia son factores a tener muy en cuenta para llevar a cabo un cuidado digno y sin riesgos de nuestro familiar enfermo.
La peculiaridad metabólica del anciano les hace altamente vulnerables al frío, los cambios del envejecimiento sobrellevan dramáticos cambios en la termorregulación asimismo con la percepción de la temperatura. Las propiedades dermatológicas también se modifican con el envejecimiento, por lo tanto la piel del anciano es más débil y sus receptores cutáneos no captan con evidencia la temperatura.
De esta forma, algunos consejos útiles de prevención y tratamiento del frío y las inclemencias temporales son:
1) En primer lugar, ante el advenimiento de las bajas temperaturas y el tiempo muy inestable evitar salir de casa o aplazar en ese caso citas no urgentes, consultar los partes meteorológicos antes de realizar alguna salida y controlar la temperatura del interior en el hogar, ajustando la caldera o la calefacción.
2) Los cambios de temperatura influyen sobre la presión arterial aumentándola, con lo cual una especial vigilancia es necesaria en el caso de ancianos hipertensos.
Los ancianos son más sensibles y vulnerables
a las bajas temperaturas.
3) Controlar la temperatura del hogar y extremar la precaución en los momentos del baño o cuando el anciano debe desvestirse o al salir de la cama como momentos en los que debe salvaguardar los cambios de tiempo.
La temperatura adecuada en el hogar debe oscilar entre los 18 y los 21 ºC
4) Si debe salir vista al enfermo con prendas y ropa de abrigo adecuada, gorro, guantes, orejeras, bufanda, teniendo en consideración la comodidad.
5) La prevención de caídas es fundamental en esta época del año ya que representan una de las incidencias más habituales de accidentes y daño en los ancianos. Las superficies de hielo, la nieve, el suelo resbaladizo o húmedo son potenciales de una grave caída.
6) La posibilidad de deambulación y el riesgo añadido a la pérdida multiplica el peligro que ya entraña el salir y perderse en la calle. Ante las bajas temperaturas y la desorientación, el anciano enfermo puede morir por hipotermia o resbalar y caer con graves consecuencias.
La desaparición del enfermo de Alzheimer junto a condiciones climáticas
desfavorables acarrea un fatal desenlace.
7) El uso de braseros, estufas y mantas eléctricas pueden ser peligrosos, en el caso de los braseros puede implicar riesgo en los ancianos que viven solos en el domicilio. Los incendios, las quemaduras o la intoxicación por inhalación de monóxido de carbono por falta de ventilación son las más comunes. En nuestro país han fallecido más de 370 personas en los últimos siete años por intoxicación siendo el descuido el causante de estos accidentes.
Los siniestros causados por incendios en el hogar con adultos mayores obedecen habitualmente a descuidos o mal uso de los mismos. Conviene ventilar las habitaciones durante 15 minutos al menos dos veces al día.
8) La imposibilidad de salir a pasear por las inclemencias del tiempo puede llevar tanto al enfermo como al cuidador al aislamiento. Alentar visitas y buscar la compañía de vecinos y amigos es una fácil solución a este inconveniente.
9) La escasez de luz e iluminación y la brevedad de los días enfatiza la agitación y la inquietud del enfermo. Las manifestaciones del síndrome de Sundowning se acrecientan y disminuye también la calidad del sueño.
10) Debe tener especial cuidado con la gripe y los catarros, la hipotermia y el riesgo de desarrollo de neumonía. En estos casos no dude en buscar asistencia médica cuanto antes.
Fuente de las imágenes: buncombecounty.com, hizb.org.uk, ultimahora.es y footage shutterstock
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