lunes, 6 de mayo de 2013



La desinformación es uno de los motivos principales de la proliferación de mitos y falsas concepciones acerca de la enfermedad de Alzheimer. Muchas de las falsas afirmaciones sobre la enfermedad ocupan hoy dia el vagaje de conocimientos de gran parte de la población. Estas ideas refieren a la Enfermedad de Alzheimer como una enfermedad contagiosa, solo asociada a las funciones del recuerdo, exclusiva del envejecimiento y cargada de múltiples dudas teóricas sobre su curso, tratamiento y sintomatología.

Los mitos y falacias mas extendidas se encuentran relacionadas con la exclusividad de dicha enfermedad con el envejecimiento. Del mismo modo, es frecuentemente asociada a factores hereditarios ( cuando estos determinan un pequeño volumen de casos, menos del 1%). Si que es cierto que existe una entidad rara de Alzheimer con un patrón de transmisión familiar, la denominada EA esporádica pero es minimamente su proporción en casos, con lo cual no es determinante. Se vincula además el padecimiento de la EA a solo adultos mayores, cuando existen evidencias de casos en personas de 30 a 40 años. El caso más precoz es el de una mujer de 30 años (Alzheimer´s Disease International, 1997).

De entre productos y fármacos relacionados con la enfermedad destaca el mito del aluminio en la década de los 60-70 o cocinar o beber en ollas, cacerolas y tarros de este material se decía que causaba Alzheimer. Los empastes bucales (a base de amalgama de mercurio y estaño) , sprays antigripales (flu shots) o el aspartame tambien fueron vinculados equivocadamente al desarollo de la Enfermedad de Alzheimer.

Otro de los mitos extendidos abarca las posibilidades de su tratamiento. Muchas personas piensan que no hay tratamiento para la enfermedad y cuestionan y minimizan las estrategias actuales para confrontar el avance progresivo de la enfermedad.
De la misma manera la conducta del enfermo es objeto de infundados mitos que discuten y ponen en tela de juicio la verdadera naturaleza de su comportamiento. Muchos son los que culpan al enfermo y no a la enfermedad de los síntomas que llevan al paciente a comportarse de esa forma. Las frecuentes reacciones de enfado, deambulación, gritos, quejas, problemas de conducta alimentaria , indiferencia,  intensifican un grupo íntegro de reacciónes incomodas y desapacibles hacia el cuidador y su entorno, que siempre son recriminadas al enfermo. Afirmaciones como : "lo hace para molestarme, se levanta por la noche para despertarnos o solo quiere llamar nuestra atención" constituyen una breve muestra de este erróneo y extendido mito.

Para mayor información :  Moreno, A. (2008). Mitos y realidades sobre la enfermedad de Alzheimer. Psicologiacientifica.com. Neurociencias.ISSN 2322-8644. 



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