Conocido el diagnóstico , la enfermedad de Alzheimer altera drásticamente el equilibrio en el hogar. La asunción de nuevos roles, nuevas tareas, nuevas responsabilidades acaecen de pronto en un entorno que debe recuperar su armonia en esta nueva situación.
El curso progresivo de la enfermedad irá agravando paulatinamente las
manifestaciones conductuales y emocionales, psicológicas del afectado,
consumiendo muchos más recursos de atención, cuidado y dedicación de los
integrantes de la familia y en especial del cuidador principal. Es por ello, que una adecuada planificación de papeles y tareas debe de ser adjudicada a cada miembro, el peso del cuidado nunca debe de reacer en una sola persona sino que es cuestión de globalizar , planificar y distribuir la ayuda.
La intensidad creciente de las demandas del enfermo necesita de una alta
dedicación familiar, es muy importante el apoyo social, la información y
el asesoramiento profesional y social (asociaciones, grupos de apoyo
mutuo, contacto con otras familias similares) como factor relevante en
el desarrollo de un conocimiento de adquisición de habilidades y
estrategias, de planificación, de dialogo común y la implicación en
redes externas de apoyo y participación familiar.
Generalmente, el conflicto familiar sucede motivado por los desacuerdos
en la distribución de responsabilidades, en los recursos económicos
existentes para llevar a cabo la atención necesaria, la falta de tiempo y
la necesidad de realización de sus ocupaciones en cada uno de los
integrantes. Mantener una estrecha red de apoyo informal, puede ser clave para
conseguir un apoyo emocional, una garantía en la ayuda desinteresada y
un amparo en la ejecución de la gestión diaria del cuidado que necesita
el enfermo.
Fuente : Moreno, A. (2008) . Repercusión de la enfermedad de Alzheimer en el Núcleo familiar . Poiesis, vol 8.16.
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