En la mayoría de los casos, el ingreso no deseado en residencias o incluso la jubilación y la soledad por viudedad precipitan un estado de inactividad, negativismo y depresión.
Este inoportuno estado de pasividad conforma un importante riesgo tanto en la salud física como mental y emocional del anciano. La jubilación y el retiro de la actividad profesional y laboral se asocian con una condición de estrés manifiesto por una serie de cambios vitales (reducción de ingresos, tristeza, apatía y soledad, sensación de pérdida de la valía personal o incluso reducción de relaciones sociales). En cambio lejos de esta estereotipada versión, puede complacerse como un tiempo positivo de meritorio descanso y tranquilidad ofrendado a actividades placenteras y disponibilidad al disfrute familiar.
La labor como atribución fundamental de calidad de vida, salir a pasear, conversar y hacer nuevas amistades, estimular el ocio y las aficiones son excelentes opciones de combatir la negativa pasividad.
El ingreso en residencias o instituciones de cuidado, sacude al anciano con sus nuevas dinámicas (horarios, rutinas y normas) a las que debe someterse. Tradicionalmente el negativismo y la obcecación al disfrute y acceso de eventos y actividades recreativas tienen como consecuencia una dificultosa adaptación.
La adaptación a la residencia como nuevo hogar origina una difícil pugna entre necesidades y emociones. La transición y el mito de la improductividad condicionan que el nuevo residente opte por la resignación y la pasividad.
Estados de depresión , ansiedad e incluso diversas dolencias médicas sitúan al recién llegado a "evitar" o incluso denegar o retardar su participación en dichas actividades. Actividades lúdicas como el bingo (basado en incentivos y la participación grupal), el entretenimiento y la ocupación de la jardinería (como actividad gratificante que demanda la función de - cultivar- y - el cuidado- limpieza, regar-), el ejercicio físico o actividades de fisioterapia geriátrica ( el ejercicio es un modo eficaz de incrementar las endorfinas, reducir el estrés y aumentar la capacidad pulmonar y el flujo sanguíneo del cerebro) unido a la música, la danza o las actividades sociales siendo interesantes soluciones para evitar el sedentarismo, la obesidad y la inmovilidad física.
Especial mención merece a este respecto la Psicoestimulación, como un punto de partida primordial para el trabajo diario de funciones mentales así como la programación de ejercicios y tareas que reivindican el esfuerzo de la atención, la memoria o las funciones ejecutivas como procesos mentales implicados. Importante considerar en la programación el nivel de dificultad, la predilección o la orientación de cada una de las preferencias o gustos en la elección de la tarea y brindar refuerzo verbal durante la ejecución.
Buscar y plantear actividades que consideren gustos y preferencias
en el anciano, facilita su implicación y evita en muchas
ocasiones la negatividad a participar o
su baja motivación.
Condiciones de viudedad o la muerte de la pareja o cónyuge supone una dolorosa ruptura a niveles personal, social y familiar. Realidades de duelo y depresión ocasionan marcados estados de pasividad. En primer lugar destacar que el hombre manifiesta una significativa falta de preparación y ejecución en tareas domésticas (estas limitaciones motivan la inminente institucionalización tras muerte de la esposa). Motivos por los cuales manifiesta una peligrosa inactividad que marca el inicio de la dependencia.
La viudedad y la falta de competencia y el riesgo de vulnerabilidad y pasividad llevada a la dependencia deriva en muchos casos el ingreso en la institución.
La situación de viudedad deteriora el estado emocional del afectado manifestándose como una situación traumática que ulteriormente se tornará en vulnerabilidad y dependencia.
El uso del tiempo y la ocupación en estas circunstancias es muy importante siendo un aforismo presente en estos casos "dedicar su tiempo libre en actividades que antes no pudo hacer".
Teóricamente los ancianos intentan preservar una continuidad entre las actividades que centraban su interés. Existe cierta receptividad a determinadas actividades por géneros. Siendo a todos los preceptos un objetivo esencial el emplear el tiempo y mantener un nivel óptimo de activación. Los mayores desean emplear su tiempo habitualmente en actividades recreativas y las relativas a la participación con el núcleo familiar y social.
Fuente: Imágenes: Arrugas. (Cómic). Paco Roca. 2007.
El problema creo q radica precisamente en eso, en la percepción social e individual que tenemos de la gente mayor, como víctimas desvalidas e incapaces de valerse por si mismos. En el momento que les trasmitimos esa creencia, la aceptan como cierta y comienza la decrepitud. Dejemos q se valgan por si mismos, estimulemos la autonomía y la autosuficiencia, son adultos libres para decidir por si mismos.
ResponderEliminarTengo un pensamiento que utilizo en aquellas ocasiones en que algún paciente, familiar o amigo se queja sobre el comportamiento poco "maduro" de otra persona. Siempre respondo lo mismo: "si lo tratas como si fuera un niño, se comportará como tal".
Buen artículo que relata una realidad.