sábado, 18 de mayo de 2013



La grave y larga crisis económica que atraviesa España junto a las nefastas políticas de recortes de la administración pública han llevado a miles de familias españolas a considerar la vuelta de su familiar anciano al hogar. Hace muchos años la naturaleza del paciente añoso proclive al padecimiento de enfermedades crónicas, a la dependencia y a la menor funcionalidad le caracterizaba firmemente como anciano frágil, desbordado por una vertiente patológica que lo condicionaba indiscutiblemente a la institucionalización y/o al ingreso en residencias.

La crisis económica y las altas cifras de paro (hogares con todos sus miembros en paro alcanzan ya cerca de los dos millones y creciendo). Esta lamentable situación conlleva a que el anciano sea el único sustento económico del núcleo familiar. De este modo, el anciano llega a la situación de compartir domicilio entre los hijos o a la acogida rotatoria en cada hogar, una migración  en condición temporal.
Este nuevo rol, esta denominación en muchas ocasiones peyorativa "abuelo maleta" o "anciano paquete" ha dado lugar a una concepción analógica mas extendida y correcta que las anteriores - el anciano golondrina - por sus propiedades migratorias o estacionales y definido como "el anciano acogido por diferentes hijos en cada uno de sus domicilios de modo rotatorio y temporal".

Algunas de las dificultades relacionadas con estos desplazamientos contemplan, los desacuerdos interfamiliares, los conflictos en la toma de decisiones con respecto a la rotación, el conflicto de intereses, adaptación a la nueva convivencia en núcleos familiares distintos, grado de experiencia en el cuidado de diferentes cuidadores en sus roles cíclicos y problemas económicos.
Entre los inconvenientes destacados de la rotación  ciclica son: Que el desplazamiento contituye un estresor para el anciano, debe llevar a cabo una rápida adaptación al nuevo entorno, malos abordajes de sus problemas médicos (extravío de historiales clínicos, confusión en la toma de medicamentos, prescripción de fármacos ya recetados, datos engañosos o imprecisos, ingresos no mencionados o cambios en la medicación prescrita anteriormente).

Para Mayor información:  Moreno, A. (2012). El Anciano golondrina: génesis de la itinerancia y el papel de la familia rotatoria de acogida temporal. Poiesis. Funlam. Vol 12, N 23. ISBN 1692-0945.






lunes, 6 de mayo de 2013



La desinformación es uno de los motivos principales de la proliferación de mitos y falsas concepciones acerca de la enfermedad de Alzheimer. Muchas de las falsas afirmaciones sobre la enfermedad ocupan hoy dia el vagaje de conocimientos de gran parte de la población. Estas ideas refieren a la Enfermedad de Alzheimer como una enfermedad contagiosa, solo asociada a las funciones del recuerdo, exclusiva del envejecimiento y cargada de múltiples dudas teóricas sobre su curso, tratamiento y sintomatología.

Los mitos y falacias mas extendidas se encuentran relacionadas con la exclusividad de dicha enfermedad con el envejecimiento. Del mismo modo, es frecuentemente asociada a factores hereditarios ( cuando estos determinan un pequeño volumen de casos, menos del 1%). Si que es cierto que existe una entidad rara de Alzheimer con un patrón de transmisión familiar, la denominada EA esporádica pero es minimamente su proporción en casos, con lo cual no es determinante. Se vincula además el padecimiento de la EA a solo adultos mayores, cuando existen evidencias de casos en personas de 30 a 40 años. El caso más precoz es el de una mujer de 30 años (Alzheimer´s Disease International, 1997).

De entre productos y fármacos relacionados con la enfermedad destaca el mito del aluminio en la década de los 60-70 o cocinar o beber en ollas, cacerolas y tarros de este material se decía que causaba Alzheimer. Los empastes bucales (a base de amalgama de mercurio y estaño) , sprays antigripales (flu shots) o el aspartame tambien fueron vinculados equivocadamente al desarollo de la Enfermedad de Alzheimer.

Otro de los mitos extendidos abarca las posibilidades de su tratamiento. Muchas personas piensan que no hay tratamiento para la enfermedad y cuestionan y minimizan las estrategias actuales para confrontar el avance progresivo de la enfermedad.
De la misma manera la conducta del enfermo es objeto de infundados mitos que discuten y ponen en tela de juicio la verdadera naturaleza de su comportamiento. Muchos son los que culpan al enfermo y no a la enfermedad de los síntomas que llevan al paciente a comportarse de esa forma. Las frecuentes reacciones de enfado, deambulación, gritos, quejas, problemas de conducta alimentaria , indiferencia,  intensifican un grupo íntegro de reacciónes incomodas y desapacibles hacia el cuidador y su entorno, que siempre son recriminadas al enfermo. Afirmaciones como : "lo hace para molestarme, se levanta por la noche para despertarnos o solo quiere llamar nuestra atención" constituyen una breve muestra de este erróneo y extendido mito.

Para mayor información :  Moreno, A. (2008). Mitos y realidades sobre la enfermedad de Alzheimer. Psicologiacientifica.com. Neurociencias.ISSN 2322-8644. 



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